Blog de Regina Salcedo Irurzun

domingo, 21 de septiembre de 2025

Poesía por la cara. Yo me planto, ¿y tú?

 Quizá este poema que escribí hace ya muchos años resuma un poco el tema o, al menos, una de sus facetas. (Nótese que se titula Chapuzón, porque lo de la inmersión literaria total no sé quién podrá permitírsela a día de  hoy).















La poesía (la escritura, en general) es precariedad absoluta para el 90% de los que la generamos. Todo el mundo disfruta y ensalza el valor de la literatura, pero casi nadie (instituciones gubernamentales, asociaciones culturales, etc.) está dispuesto a pagar a sus autores/as por producirla. Como si el hecho de amar lo que haces ya fuera suficiente pago. Se supone que debemos comer de ese supuesto reconocimiento o prestigio. ¿Alguien cree que se puede vivir cobrando el 10% de los libros vendidos? Con suerte, un poeta gana 200€ al año. Yo creo que ando por los 100, si se dignan a pagarme, que no siempre ocurre. 

Por eso, casi todos los escritores necesitamos dedicarnos a otras labores y robar tiempo a nuestro descanso y a nuestro ocio para seguir creando. A no ser que seas rico o estés en una situación económica privilegiada. ¿No os parece peligroso y sesgado que solo unas voces determinadas puedan dedicarse de lleno a la escritura?

¿Cuándo dejaremos de contribuir a este perverso sistema que nos dice que nuestro trabajo es valiosísimo pero no merece una retribución económica digna? 

Quizás deberíamos empezar por ser más solidarios entre nosotras y plantarnos en bloque cuando nos llaman para una charla, una reseña, una lectura, un prólogo, un festival, un certamen literario, una antología y otras mil iniciativas maravillosas... sin cobrar un duro, todo por esa idea de que arte y dinero son incompatibles (qué conveniente -para los que sí cobran organizándolo, claro-).

Quizás el cambio y la revolución para avanzar hacia un panorama más justo (y que serviría también para tener una literatura de mayor calidad) comience por nosotros mismos. Porque esperar a que los empresarios, los políticos y funcionarios de turno tomen conciencia de nuestra situación ya os digo que no es algo que vaya  a pasar.

Para empezar, os recomiendo vivamente el ensayo Economía y Poesía: rimas internas, de Yolanda Castaño. A mí me ha servido para darme cuenta de muchas dinámicas asumidas que aún me chirriaban y no acababa de concretar.

Desde ahora, estaré más atenta y pondré mi granito de arena, por pequeño que sea y tarde que llegue (al menos en mi carrera). 





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