Blog de Regina Salcedo Irurzun

viernes, 22 de mayo de 2020

COSER UNA VORÁGINE EN GIGAMESH

Si normalmente luchar para que un libro llegue al público es una tarea costosa, ni os cuento lo que supone sacar uno en medio de esta locura. Por eso, verlo llegar a librerías donde sabes que será bien atendido supone una alegría más intensa que nunca. Además, en Gigamesh concretamente, se reunirá con alguien muy importante que siempre ha estado ahí para asesorarme y guiarme con la mejor voluntad (como hace con tantísima gente a diario). Ahora sólo falta que vosotros os animéis a leerlo ;)







LECTURAS PARA LA CUARENTENA: ELI TOLARETXIPI

Bueno, amigos, con este broche de oro cierro mi ciclo de lecturas pandémicas. Ahora que ya nos permiten regresar a las librerías, creo que no es necesario seguir publicando a diario. Espero que os haya gustado lo que he subido durante estas semanas y que hayáis descubierto, al menos, a algún autor/a interesante.

La escritora que hoy traigo, Eli Tolaretxipi es la maestra de los agujeros, la que interroga a la ausencia, a la sombra,  a la distorsión y la periferia. Paradójicamente, insinuando los trazos y ecos del vacío, consigue retarnos a conquistar la presencia y la mirada conscientes.

Es una autora que contiene en su voz la dureza limpia del mar y del salitre, sus palabras están llenas de tiempo, de óxido, de nutrientes microscópicos.
Su poesía es como una  recia y soberbia estalactita gestada gota a gota en el silencio y la calma.

J

Como sin experiencia, quieta,
en quebrada, hondonada,
como agua olvidada, sin salto,
sin rapto, sin caída.
Detenida ahí, en el hueco,
en la cáscara, espera un movimiento
que la revuelva, o la evaporación
para volver a caer, etc.
Se despereza y se sacude contra las paredes,
trata de introducirse por los poros,
vetas, alguna grieta.
La silueta se ve solarizada
entre un sauce, un edificio
de ladrillo rojo, casa auxiliar
de la más grande, por debajo,
subsidiaria, subalterna, más abajo,
menos enfocada. Contagiado
el pétalo del color de la flor
que crece al margen.


Ñ

No en el centro.
Están en el camino extraño,
entre las zarzas, el barro,
las pisadas huecas de los perros,
los filos carcomidos de la hierba que crece irregular
o se seca en un lado más sombrío,
donde no se adentran,
da miedo meterse
o de donde uno no puede salir
y se conforma con esa extrañeza
sin poder darle forma.


jueves, 21 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: PILAR ADÓN

Si ayer hablé de Jane Kenyon, hoy me toca hacerlo de Pilar Adón, pues fue esta quien me presentó a la poeta norteamericana y, ahora, siempre que leo a Kenyon, me acuerdo de ella, ya casi las percibo como dos hermanas o dos buenas amigas en cuyos ojos danza un brillo semejante; tierno, afilado, agridulce. Ambas ocultan en su cuerpo la marca, la dentellada que la realidad mezquina (la que pervierte la violencia de los hombres) inflige a las personas altamente sensibles y perceptivas.

En los poemas de Adón se nota su dominio de la narrativa, ya que muchos iluminan, como una buena fotografía, una historia breve pero intensa. Y estas cápsulas super concentradas y nutritivas están elaboradas con lo mínimo (también como hacía Kenyon). Son elecciones sabias, meditadas, que saben qué rasgos y gestos mostrar exactamente, desde qué ángulo nuevo, con qué luz precisa para conseguir la atmósfera pertinente, para provocarnos el escalofrío necesario que nos impele a cuestionar (nos). Son píldoras asombrosas que, al igual que una cabina de teletransporte, nos dejan, de repente, en medio de un bosque oscuro donde nada puede protegernos ni darnos el refugio de un sentido absoluto (ni siquiera parcial), aunque, eso sí, nos brindan el consuelo de su sobria y aguda belleza.


V

Usaron las piedras del primitivo puente
y las de la granja del abuelo
que no pudo pagar porque se lo gastó en vino.
Usaron las piedras de la ermita
y todos los niños de la casa nueva
nacieron muertos.



XI

No es esta una vida de lluvia.
La lluvia que barre e higieniza.
Una vida de refugio en retirada sostenida.
Tampoco el crujir de la madera.
La existencia en el plano estado de no estar.
El denso verde de un cultivo grueso tras las ventanas.

¿No podrías acudir si llamo y darme en los dedos?
Traer el desmayo letargo sin pitidos ni vértigos,
la insensibilidad.

miércoles, 20 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: JANE KENYON

Si Jane Kenyon hubiera nacido en Japón en vez de en Michigan, se habría convertido en una de las más grandes maestras del haiku, no me cabe ninguna duda. Porque su poesía melancólica y cotidiana trabaja con los elementos que tiene al alcance de la mano, sin descartar ninguno por su pequeñez o aparente trivialidad. Así, lo mismo se fija en un dedal abollado que en una cana o una pinza de tender. Y lo hace con una sobriedad contemplativa, templada y penetrante que, por eso mismo, nos conmueve sin sobresaltos, provocando en nuestro espíritu ondas silenciosas que van aumentando hasta desaparecer de nuevo.
Kenyon, cuando escribe, es como si paseara de noche por un prado e iluminase con una linterna breves trozos de pasto donde adivinamos las huellas de un corzo herido o el contorno de alguien que estuvo allí tumbado largo rato. Y esa suave luz que proyecta sabiamente sobre las cosas sirve para que todas ellas adquieran una familiar e inusitada trascendencia.



CANCIÓN

Una oropéndola canta desde el seto
y en la cocina del hotel
el chef endulza nata para pasteles.
A lo lejos, relámpagos y truenos se ponen de acuerdo
para acompañarnos uno días
aquí en el valle. Qué afortunados somos
por estar cogidos de la mano en un porche
en el campo. Pero aun así
este no es el gozo que tiembla
bajo cada hoja y cada lengua.


QUIÉN

Estos versos están escritos
por un animal, un ángel,
un extraño sentado en mi silla;
por alguien que ya sabe
cómo vivir sin problemas
entre libros, pucheros y sartenes...

¿Quién es el que me pide que halle
lenguaje para el sonido
que hace la pezuña de una oveja al golpear
una piedra? ¿Y quién pronuncia
las palabras que son mis alimentos?

lunes, 18 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: RUBÉN MARTÍN

Hoy os traigo otro de mis poemarios más queridos: Sistemas inestables, de Rubén Martín, sin duda, de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Otro de esos poemarios bisagra que te cambian la vida y te trasladan un poquito más lejos, un mucho más adentro.

Martín es un espeleólogo ingrávido que desciende hasta el núcleo del lenguaje, del cuerpo y del Yo de forma incomparable. Porque él no se cuela por las galerías embutido en cuerdas y mosquetones, él directamente se hace grieta, agujero, gota de agua que cae sin invadir ni perturbar, dejando únicamente el eco de su impacto en las profundidades que, por un epifánico momento, se iluminan y te deslumbran con su verdad desnuda.
Martín es el artista que a la hora de pintar un frondoso árbol no se fija en las hojas ni en las ramas, sino en los espacios, en la telaraña de huecos que tejen, en las mismísimas partículas de la luz y la sombra, en su textura, antes de los ojos, de las palabras y, por supuesto, de cualquier discurso.

Leer a Rubén Martín es despojarse de todo para volver a maravillarse con el simple y grandioso hecho de nada más ser.


(5)

La mente es cuerpo, la luz es cuerpo, el pensamiento de la
luz es cuerpo;

el movimiento de la mente que se gira hacia sí misma para
comprenderse,

orgullo y estrabismo, es cuerpo; los huesos de la
enfermera, blandos como la luz

cuando se inclina y cambia la botella, rozando con la pierna
a quién,
la pértiga de cromo que sostiene la botella, los huesos de
aluminio de la cama, el suelo, el techo,

forman el esqueleto de ese cuerpo;

alguien se mueve lejos de la mirada, grita a las enfermeras,
sostiene rosas de anestesia con la boca:
es una de las posturas posibles del cuerpo. Tan solo
la pared

no pertenece: no forma
parte. No responde.


RELEO lo que he escrito. Pienso: es un error desde su planteamiento,
desde su mismo inicio. La primera parte es confusa,
como la vivencia a la que intenta regresar; la segunda tal vez
no guste a nadie, ni a mí siquiera. De ahí que lo mantenga
escrito. No me había permitido hasta ahora la voluntad de
errar. El error -la errancia- como punto de partida y no solo
como inevitable meta.

15-8-2013

domingo, 17 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: OLGA NOVO

Todos los que me conocen saben de mi fascinación por las poetas gallegas. Es un misterio que aún hoy no sé resolver. ¿Por qué son tan diferentes, tan extraordinarias, tan brutales? Todas tienen algo en común, como si estuvieran marcadas por el mismo zarpazo, pero todas suenan como un pájaro distinto y único. Recuerdo que fue Blanca Andreu quien me descubrió (cuando yo no tenía ni veinte años) que existía una poesía que no tenía nada que ver con la que me enseñaban en el instituto, una poesía que latía y te incendiaba los ojos, más allá de Góngora y Machado. ¡Incluso descubrí que había mujeres escribiendo!, ya ves...
De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall fue la píldora roja que me liberó el cerebro y me abrió la puerta a otra lírica salvaje y libre. A continuación, llegó Luisa Castro, con sus ballenas y su sabor a puerto y a distancia, y empecé a preguntarme qué demonios le daban para desayunar a aquella gente.

Olga Novo es otra de esas gallegas maravillosas y oscuras como una gruta de mar. En sus poemas también hallamos esa atmósfera singular que huele a ozono y a bosta de vacas, pero, en esta ocasión ligada a sistemas linfáticos, gametos y ácido nucleico. Otra meiga que te hechizará y te removerá hasta la médula.

Creo, empiezo a intuir, que lo que me agarra tan hondo en estas escritoras es que son auténticas de pies a cabeza. Ni un gramo de impostura o artificio, de intención de agradar al lector. Ponen sus tripas sobre la mesa con la misma presteza, sabiduría y naturalidad que si vaciaran un pescado con un cuchillo.


CRÓNICA PRIMERA

De cómo fue cuarto creciente
y llegué aquí descalza entre laureles
de cómo fluí por demoras de cuerpos
desvariada
de cómo roté envuelta en los helechos de los proscritos
y de cómo la ocupación dos equinoccios.
De cómo crecí del robledal
de cómo fui capaz de tanta barcarola
y de cómo concebí la revolución en vuestros vientres.

Y es que yo soy a la vida
lo que la lava al volcán.

sábado, 16 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: CHUS PATO

Los poemas de Chus Pato son una interrogación viva y constante que te envuelve y te hace a su vez interrogarte, mirar en tus bolsillos, hacia los lados, debajo de tu lengua y de tu léxico y constatar todo lo que se te está escapando sin que te des ni cuenta.
En los poemas de Chus Pato parece caber el universo y nuestra historia entera (la grande y la pequeña); desde Pasolini, Hércules, Anish Kapoor, una abuela o un niño... hasta la Vía Láctea, el vuelo del milano, los narcisos, los álamos... Aunque no se limitan a estar ahí figurando, ni mucho menos, cuelgan bocabajo para que los contemplemos desde ángulos imposibles, revelando los forros de sus chaquetas, de sus plumas, de sus espadas, sus pétalos y sus cerebros. Qué raros y nuevos parecen entonces, y también qué cercanos. ¿Han entrado ellos en el poema o la escritura se ha enredado en sus cuerpos como una hiedra?

Por todo esto, si de verdad te sumerges en un poemario de Pato, si decides habitarlo, podrás pasar meses en su vientre, aprendiendo, deleitándote, creciendo como un polluelo alimentado con un néctar único, exigente y  tremendamente humano.

La poesía de Chus Pato es siempre una experiencia exquisita, nutritiva y arrolladora desde la que renacer.



La voz era pánico
y deseaba, insistía, tener hábito(s) en el poema
.....................

pero no todo puede ser transportado (no la voz, desde luego)

si el espíritu que invade al bardo desde los brezos yertos

y porque llueve, los habitantes del poema tienen que
abrir sus paraguas // sacan lo que llevan dentro y le
buscan acomodo fuera

[solo porque tú posas la mirada en el texto puedo
comenzar con las soluciones]

esto es lo que consigue Caballero Amable, hacer que los
seres alienados se presenten ante el mundo, y muy a su
pesar, como personas libres

pero solo la voz empasta las tres historias
la voz que la escritura no cobija

así pues, un poeta es un ser anciano.

Más que entrar el mundo dentro del poema
eclosiona la escritura, como una lava lenta y
transparente, muselina

tanto cielo
tanta primavera

ves, esto es un acto político: torcerle la voluntad a los que
obedecen

pero falta el contexto

¡Y qué decir de los soportes!, cuando ya el papel no
aguanta y solo es concebible una pared y la proyección
de letras digitales (seguramente en un museo o en los
paneles de la autopista) o esas mismas frases que
envuelven como cintas luminosas los cuerpos de los
paseantes que dialogan sobre el volar de las aves o los
bucles de los milanos que se mimetizan con los árboles
cuando extienden las alas como un nido

la teoría es esa violencia ética del intangible

y está el problema del yo ¿cuántos? y de las situaciones

prefiero mi pánico al entrar en las librerías, excluyéndote
a ti, que me abandonas en cualquier lugar, sin dineros, o
dentro del coche sin freno de mano. Visitamos una
ciudad para recordar los edificios de las ciudades

los sueños no son teoría, y ahora tenemos que quedar
aquí porque no quieres despertar en este palacete de
urbanización privada con otros muchos y muchas de
nuestra condición. Esta noche nuestros asesinos están
borrachos o encerrados en el váter

nunca más nada hermético, ni críptico (que nunca
nosotros escribimos) y ponlo ya en órbita, con todos
nuestros espléndidos arbustos y carquesias

Y fíjate cómo se torna dulce la verdad, cuando descalza te
mantienes, ¿ingrávida? en la placenta de los alisos

**

las sinapsis vuelven, la inquietante floración de abril

viernes, 15 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: REGINA SALCEDO

Hoy, amigos, me vais a permitir un poco de auto promoción porque acabo de recibir mi última novela, Coser una vorágine (Apache Libros).
No es porque sea hija mía (o no sólo por eso), pero ha quedado preciosa; no le falta de nada. La portada da gusto verla, las páginas son gruesitas pero ligeras, el texto, bien dispuesto, se lee con facilidad... En fin, que la edición está perfecta (y no es casual, ha sido cuidada con todo el mimo del mundo).

En cuanto al fondo, eso vosotros tendréis que juzgarlo. Advierto que, aunque está anunciada como una novela para público young-adult, creo que gustará a cualquier aficionado a la novela de aventuras, cf o fantasía.
Sé que hoy en día el adjetivo "entretenido" está bastante denostado, pero yo quiero defender su lado positivo y que va más allá de la  acepción: "tener a alguien ocupado durante un rato", como hace un mero pasatiempos. Para mí, que algo sea entretenido es una manera de decir que resulta ameno, que mantiene tu atención e interés, que te hace disfrutar. Si la calificara como una novela "divertida" creo que sólo reflejaría una parte del libro, pues en ella también suceden cosas oscuras y terribles.

Creo que está bien reivindicar las obras (de cine, literatura, música...) que nos entretienen cuidando al máximo la calidad (eso es fundamental, claro), porque en la vida hay momentos para todo y, de vez en cuando, verte la saga de Indiana Jones, por ejemplo, es una evasión de lo más placentera y estimulante.

Por eso, si decidís leer Coser una vorágine, espero que os entretenga de verdad, con mayúsculas y en su sentido más amplio; que os haga viajar a otros mundos, sumergiros en otras vidas y haceros olvidar durante unas horas de todo lo que os rodea.

Podéis pedirla en cualquier librería o comprarla en la página web de la editorial:

https://apachelibros.com/young-adult/91-coser-una-voragine.html



jueves, 14 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: JOSÉ MARÍA MILLARES SALL

Siempre que leo el mítico Liverpool (1949), de Millares Sall, siento que caigo por una cascada de palabras repletas de belleza, fuerza y magia. Bueno, quizá "caer" no sea la palabra adecuada, porque es más bien una sensación de ligereza luminosa que me eleva, me expande y me llena de alegría, melancolía y admiración; como quien contempla la última carrera de un pura sangre por un fabuloso paisaje.

La poesía de Millares es libertad en estado puro, es cantar/dolerse con el corazón en los dedos, el pecho abierto hacia la luz y la herida, sin protección alguna, igual que un kamikaze que se lanza hacia el Sol para estallar en él. Por eso no es de extrañar que el autor arremeta contra la tiranía de las rutinas proletarias, la vida y la mente alienadas y asumidas borreguilmente, los relojes y horarios como oscuros y malolientes callejones. Por eso, tampoco sorprende que, tras cada verso incandescente, se perciba el ligero y persistente aroma de la nostalgia por otra realidad, otra manera de existir en el mundo más digna, bondadosa, imaginativa y libre.

EL NÚMERO 2 Y 1/2

Naturalmente, yo en mis ojos,
y en los últimos resquicios de la tierra, indagando
     media hora,
y además sobre todas las frentes, sobre todas las
     lenguas, sobre todos los muertos,
y en las últimas calles, donde los hombres no discuten
     por un vaso de sangre,
donde los hombres abandonan tranquilamente una
     baraja de duros corazones
sobre una mesa antigua de caoba, sobre una colcha de
     agua fría,
ya con destino a los que mueren con un reloj de oro en
     el bolsillo.

Naturalmente, yo puedo abrir en dos mis ojos,
y en dos mi mano izquierda para cederle la derecha a
     una señora sin marido,
y separar mis venas contra el último grito de unos
     cabellos,
a esa hora exacta después de las comidas,
a esa hora exacta en que brilla una boca en la oscuridad
     de un lecho,
a esa hora exacta en que un reloj se para en la muñeca
     de una mano,
a esa hora exacta en que los ómnibus se llenan de
     famélicos horteras,
de oníricas dactilógrafas,
y de jóvenes y viejos abogados sin bufete;
a esa hora exacta de anémicos oficinistas recién afeitados,
de eructos y revistas extranjeras y novelas policíacas;
a esa hora exacta en que descansan los cinematógrafos una
     dura jornada de alientos y suspiros y manos amorosas;
a esa hora exacta en que se bebe café para soñar con
     blandos lechos de algodón
y luego comentar ruidosamente una aventura con la
     doncella de la esquina;
a esa hora exacta en que miles de ciudadanos atraviesan
     sus bocas
con un moldadiente para que no diga el vecino;
a esa hora en que de un zaguán sacan un féretro
     vacío
y cuatro ciudadanos discuten seriamente en una esquina
     sobre el valor de un número divisible por sí mismo;
a esa hora exacta en que los pies se vacían
     inconscientemente en el hueco de un zapato,
a esa hora exacta en que un vientre se retuerce en el
     último piso de una casa oscura,
a esa hora exacta en que la mano de un amigo sobre un
     hombro se vuelca como un vaso de vinagre;
a esa hora exacta en que los barcos se alejan y una joven
     se desnuda en mis riñones.

Naturalmente, yo en mis ojos,
sobre la caliente oreja de un reloj moribundo,
sobre mi propio cuerpo de piano enfermo que se pudre,
y a través de los hilos de un teléfono a doscientos pasos de
    mi amada que se pudre,
naturalmente,
y yo en mis ojos, y en mi alma,
y a lo largo de una calle sin esquinas,
a esa hora exacta después de las dos
y media de la tarde, naturalmente.













miércoles, 13 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: PABLO MIRAVET

Pablo Miravet es una de las personas más inteligentes, cultas, reflexivas, irónicas y humildes que he conocido en mi vida. Y es humilde porque nadie verdaderamente inteligente puede ser vanidoso, engreído o falso (si entendemos la inteligencia como algo que engloba todo lo que conforma al ser humano). Y por todo esto creo que es un autor injustamente desconocido.
Su poesía es compleja, es pura arqueología repleta de referencias, de guiños y de estratos. Un poema suyo es como la comida de viaje de los elfos; alimenta cuerpo y alma, ilumina la mente durante horas.
Para que me entendáis, os voy a dejar unos cuantos aforismos de su libro Rezagos. Y mira que a mí no me suele gustar este género porque, la mayoría de las veces, la gente lo que escribe son ocurrencias supuestamente ingeniosas, cuando no meros chistes. No es este el caso, ni de lejos.

Por cierto, el último aforismo describe mucho mejor que todo lo anterior la esencia de Miravet y su poética.


*
  El grito es siempre monocromo; el silencio, en cambio, tiene mil millones de matices.

*
 Jugar a ser el segundo Wittgenstein durante cinco minutos: si uno desea comunicar a más de tres personas que ha tomado la inapelable decisión de no escribir más, ¿cómo escribe que ha tomado la inapelable decisión de no escribir más?

*
 Valéry define la filosofía como "una sinfonía de ideas" y Cioran como "el gusano del fruto". Filosofía: ¿una sinfonía de gusanos?

*
 No hay metas; hay precipicios.

*
 El optimismo antropológico (¿Rousseau?) y el pesimismo antropológico (¿Hobbes?) se neutralizan. El ser humano no es bueno o malo por naturaleza: es irremediable.

*
 La melancolía no lo sería si atacara de frente.

*
 Una cosa no puede ser cómica si no es también trágica. Y a la inversa.

*
 No es verdad que, como escribió T.S. Eliot en los Cuatro cuartetos, "el ser humano no puede soportar tanta realidad". Es la realidad la que no puede soportar a tanto ser humano.

*
 Si no eres consciente de que la poesía es una batalla perdida de antemano contra el lenguaje, no escribas poesía.

*
 Hacer del desencanto una religión, tener la audacia de alienarse solo en la lucidez






martes, 12 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: LOLA NIETO

Si estuviéramos sordos y, de pronto, recuperásemos el oído en mitad de una antigua ceremonia chamánica...
Si fuéramos androides sin infancia y, de pronto, nos encontrásemos gateando por un patio, junto a los perros de la casa...
Si fuéramos de acero y, de pronto, sintiésemos el erizado tacto de una hoja de borraja...
Si estuviéramos mudos y, de pronto, nos creciera una trompa para sorber el néctar y trinar en un tono imperceptible...

Si todo esto, quizás una fracción del cerebro alienígena, hondamente terráqueo, de la cajita parlante llamada Lola Nieto.


dudurudú, dime

¿Qué guardarías en una cajita? ¿Qué guardarías tú? Yo soy una cajita y te
guardo.         Dudurudú             te guardo a ti       Dudú          desde dentro
me masticas          Dudú          Dudurudú          ¿quién eres? En medio. Un
pedacito de carne y esto llamaremos lengua nos dijeron no somos ni lengua
tampoco          Dudú         Dudurudú         no somos una voz oímos a través
de una brecha en este cúmulo rosado abierto hacia
                                          ti y yo                yo la carne no es carne es mira y
miramos un cachorrito de carne rosada
saliendo entrando la finísima sutura entre mis cuerpos. Dudurudú  Dudú.
Deforme y libre nadie nos desea
                                                                 Somos la cajita parlante.

Una membrana,     Dudú.      ¿Sabes lo que es eso? Busca en el diccionario,
Dudurudú         Ninguna palabra nos diece     ¿sabes
lo que es eso?       Dudú y Dudurudú             ninguna palabra dice        dudú
y dudurudú                                  buscamos
palabras y comemos palabras tenemos la tripa llena de huecos            dudús y
dudurudús            están creciendo pínchame esta enorme tripa                 Dudú
Dudurudú          la burbuja va a explotar ¡ah! la cajita parlante lanza un ercuto
cósmico           Dudú y Durudurú            duermen plácidamente              Cada
gota de sangre canta nuestra canción

Otra vez       Dudú
Eres un
secreto
no eres ojos ni oídos ni boca ni dedos pero trenza estómago de doble pasmo
Dudú Dudurudú            sola y múltiple
Dudú Dudurudú            bucle sonoro resonante viviente-viviente


Dudú dudú durudurú dudú rudú durudú dudú rururú du dú de u dúuuuuuuuuu
duuuuuuuuuuuuuestá a punto de estallar


o sueña una energía repetida henchida deforme y libre la conciencia antes
de mis separaciones y en el sueño nos reímos de ti de mí de           Dudú y
Dudurudú          de esta canción secreta esta canción tonta secreta la canción
sin secreto que nadie sabe oír          demasiado cerca          Dudú y Durudu-
dú         el estallido el ronroneo     Dudú y Dudurudú             estas columnas,
mis espirales, mis veinte conciencias de                            Dudú y Durudurú
comiéndose mutuamente
comida mutua comida dormida y estalla duerme mi estallido                 otra
vez otra
vez


¿quién somos y te miramos?             ¿quién somos y te miramos?




lunes, 11 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA:RODRIGO GARCÍA MARINA

Hace tiempo que dejé de guiarme por los premios que acumula un autor para elegir un libro porque vaya, no es que en nuestro país esta práctica haya sido algo demasiado transparente. Sin embargo, en este caso, resulta llamativo que un joven de veintipocos años tenga en su haber tres poemarios y los tres premiados por entidades respetables y de fiar. El último, titulado Edad, ha ganado, ni más ni menos, que el Premio de Poesía Joven Tino Barriuso (Editorial Hiperión). Y a mí me parece, tras haber devorado el poemario varias veces, que es un premio totalmente merecido. No voy a decir que Rodrigo sea una promesa porque, con lo que ha escrito hasta ahora ya nos ha regalado oro puro para varias vidas, sino un puto portento, un genio con una inteligencia humanista, una honestidad a bocajarro, una ironía afilada y tierna (no sé cómo coño hace esto), una elegancia limpia y una cultura ecléctica dignas de admiración. A mí me tiene completamente enamorada.

XXXVII

Para algunos teóricos la no-estructura es también otro tipo de estructura

para mi tío la muerte es otro tipo de vida
para mi madre el amor es sacrificio
para Abraham el amor fue sacrificio
para mi padre mi carne es la de un cordero,
por encima de nuestro amor
está el amor inmisericorde de la palabra

para mí la palabra no tiene nada que ver con los gorriones
al igual que para la medicina las radiaciones no ionizantes
no son responsables del cáncer
el cáncer para los poetas es el amor

crece sin medida, se propaga, vuelve a lo primigenio
en ocasiones -más de las que debería- se sonríe con la muerte.





domingo, 10 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: BEN LERNER

Los poemas de Lerner son bichos muy raros, difíciles de catalogar y hasta de ver: ¿dónde tienen la cabeza?, ¿son eso patas o antenas?, ¿viven en la tierra o en el mar?, ¿por qué permanecen ahí plantados, cuál es su plan?, ¿tienen acaso un plan o son solo una panda de pedantes con ganas de dar la nota?
Quizás, si dejamos de hacer ruido buscando respuestas tradicionales, comencemos a apreciar el suave, hipnótico bisbiseo que producen y en el que, de vez en cuando, distinguimos frases lapidarias, repletas de crítica e ironía amarga. Quizá intuyamos entonces que este ejército de bichos raros se posa en los cuadros de los museos, en los anuncios de refrescos, en los titulares de la prensa y en los índices de los libros canónicos para evidenciar lo extraño de lo normalizado y aceptado sin resistencia alguna.



Elegías doppler

Se mire por donde se mire, fue un invierno
interminable. Emulsiones de
Rondaron luego el lago como
Ya basta. Este abril va a ser
Una sensibilidad inadecuada al verde. Me levanté
temprano, borré una hora
             Pincel de seda y hacha
Me gustaría pensar que soy una persona distinta
            imagen latente que se desvanece

en los bordes y las orejas
               En términos generales una cara más tensa
ahora. Te cuesta tanto entender
Del menú desplegable
En un grupo de ocho poemas, elegí
dormir, pero no pude
             Decidí cambiar todo
Compuesto en su totalidad de instantáneas
            o se desvanecen entre los árboles

pero no
             me acordé del sueño
salvo una breve toma
de una mujer que abría los ojos
Ari, escucha. Soy una persona diferente

En un mundo perfecto, sería
            abril o un concepto asociado
verde al tacto
             a varios metros de distancia.

sábado, 9 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: RAE ARMANTROUT

La poesía de Rae Armantrout es tan extraña como su nombre. En un primer momento parece algo casual, incompleto, algo escrito deprisa en el reverso de un sobre o de una factura mientras se viaja en autobús. Ni mucho menos. Esa precariedad de los poemas donde se cuela lo externo, lo que está aconteciendo en ese instante, está sabiamente buscada y sirve para decirnos: "Oye, la vida no puede quedarse fuera, eso sí que sería antipoético y falso, la vida está hecha de interrupciones, merodeos y vacilaciones, y estas tienen tanto derecho a estar aquí como yo misma".
La poesía de Armantrout consigue con su sencillez a ras de asfalto curarnos de nuestra soberbia como especie, nos enseña que todo lo que existe es tan importante o insignificante como lo somos nosotros. Y lo mismo sucede con los matices minúsculos (incluso absurdos) que rodean los solemnes actos  humanos de los que se ocupan los grandes poetas; Rae observa estos microbios con su lupa, les presta una atención desnuda y nos los muestra sin aderezos para que quizás, muy brevemente, podamos soportarnos y comprendernos un poco mejor.

MI PROBLEMA

Es mi responsabilidad
extraer
el presente del pasado
exigiendo detalles.

Cuando un perro es usado
para representar nuestro
interior, tengo que preguntar
"De qué tipo de perro hablamos?"

Si una metáfora
parasitaria crece hasta
cubrirlo todo -bien!
Por qué detenerse en un crustáceo?

Una madreselva,
arrojada como un arma
a través de un alambrado
sería mucho más

articulada,
más precisamente repetitiva
y me daría la impresión
de que puedo avanzar así

mientras la mujer
en la mesa de al lado dice,
"Hueles bien",

y lleva la risa de su hija
pequeña, el sonido balbuceante de un orgasmo,

hacia el interior de mi oído-
aunque eso quizás no sea
lo que planeabas.

Puede que no sea un problema
cuando advierto
la forma en que la persona se desplaza.

viernes, 8 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: LUZ PICHEL

Ayer fue el cumpleaños de Luz Pichel, lo vi en el facebook, así que pensé que era buen momento para traer aquí alguno de sus poemas ya que, desde luego, es una autora que no podía faltar. La descubrí hace no mucho y lo primero que me pregunté fue en qué 5ª inopia había estado para no enterarme de la existencia de semejante pedazo de escritora.
Es difícil describir la poesía de Pichel, no hay otra voz como la suya. Es como escuchar una vieja cántiga en castellano antiguo (traducido del gallego en el que ella escribe) donde habitan palabras, instrumentos, objetos rústicos y escenas del pasado que, de pronto, reciben la "luz" de una mirada compasiva, curiosa y aguda  que devuelve sus almas a la vida, que, milagrosamente, consigue que nos cuenten cosas de una actualidad abrumadora, con un lenguaje fresco y, al mismo tiempo, meticuloso, sabio. La mezcla resultante es de una modernidad pasmosa y genuina.

Olga Tocarczuk revindicaba la ternura de los pequeños gestos en su discurso al recoger el Nobel en 2018; la obra de Luz Pichel está envuelta en una atmósfera donde la ternura es su componente esencial. Se respira a cada paso sin que apenas nos demos cuenta, sin que sature o evite que nos duela la desintegración que nos muestra de ese mundo despreciado que fue hasta hace no mucho.

SUBIRÁ A UNA HIGUERA

Subiré a la figuera
antes de dejar definitivamente la casa.
Ya no habrá higos allí, ni mirlos
ni espantajos,
ni trabelas* de lata aturdiendo.
Sólo una loca en la cima de un árbol,
la frente saliendo entre los ramajos
mirando alrededor a ver qué se ve.
A lo mejor enlíase un volandero
en su cabeza, entreteniendo un poco.
Después, la loca y el volandero
y quienquiera sumarse a un concierto de silbos
entonarán bajito un son de rumorosos,
en remembranza.
Aún quedará en lo alto un poco de la mujer,
dialoghando con ella.
Alguien, para entonces, habrá echado herbicida a la hiedra del
manzano
Alguien habrá roto la lona de la hamaca que heredó de su padre,
que ya no se precisa.



La hélice de lata choca con el clavo en
el alto extremo de un varal. Pero
consigue el giro y escúchase su son sin
son*. Vese que puede más el aire bien
mandado que el mismo fierro.
-Entonces haberá que soplar, dijo
Cativa.                                          

jueves, 7 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: MARTA AGUDO

Cuando leí 28010, de Marta Agudo, me reafirmé en la idea de que la buena poesía puede hablar de cualquier tema, mezclarse con cualquier ingrediente, usar absolutamente todas las palabras del diccionario. Tuve claro que no debemos escuchar a aquellos que empiezan frases diciendo: "La poesía nunca...", "un poema jamás...". Hace tiempo que huyo de esas sentencias como de la peste. Para mí, los verdaderos poetas son precisamente los que pueden hacer estallar las reglas, reducirlas a añicos y construir con estos algo nuevo e inmenso que nos estremece de arriba abajo. Eso hace Marta Agudo. Y puede hacerlo porque ella conoce mejor que nadie la estructura, el armazón del edificio: sus muros y columnas de carga, dónde colocar la dinamita para lograr una voladura hermosa, fecunda y sabia.
En este poemario, Agudo se interroga sobre la identidad desde la fonética, la sintaxis, la geografía biográfica... y sus poemas, al contrario de lo que pudiera creerse, laten con una calidez y una cercanía emocionantes (por emotivos y por desafiantes).

FONÉTICA

2.

De ser cierto que el tiempo no existe, sólo queda
saberme en el espacio. Aquí. Con mis cinco letras
inscritas en cada una de mis neuronas, en cada viaje
que amplía el compás sin esfera, pasillos interminables
por los que me deslizo entre un insecto y su espuma, y
la mirada de un niño que, consciente de ser niño, contempla
sus venas como si dos manos ahogadas...

Pero qué más da si oigo, siento o azul el mediodía...

SINTAXIS

6.

Hay un rojo sanguíneo: la transexual periferia del
lenguaje. La miro, como quien contempla la perfección
de un muerto, como quien roza el privilegio de la flecha
o los saltos de un día a otro con la dulce fluidez
con que ríen los idiotas.


GEOGRAFÍA

6.

El mundo y el yo, inicio y fin, la inverosímil coordinación
entre el tiempo y las venas. A cada segundo los
centímetros se imponen y la edad convoca a las excusas.
La madre y el bulto del lenguaje. La gran, la
grande y más grande quebradura.

miércoles, 6 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CURENTENA: DANIELA CAMACHO

No soy de las que se preocupan por la edad de los autores, pero es cierto que me sorprendió ver que Daniela Camacho era tan joven, pues sus textos tienen una profundidad, un misticismo ligado a la tierra que parecen los de una persona que ha vivido y observado el mundo por milenios. Sus imágenes son potentes, originales, crudas. Sus temas, siendo actuales y novedosos, no dejan de apelar a lo esencialmente humano.
Igual de sorprendente es comprobar que absolutamente todos sus poemas son movimientos de belleza extrema (ya sean luminosos o más oscuros), si entendemos la belleza como un regreso al cuerpo primitivo, desnudo de intención y de artificio.
Los dos poemas que os dejo son de su magnifico poemario Experiencia Butoh.


II


Solo los niños son tortuosos, inhibidos, claros y confusos
JEAN GENET

Era sobrenatural.

La voz de mi animal se me aparecía en sueños. Una vez la
vi moverse. Fue un accidente. Un error de las neuronas.
Pero me arrodillé e hice el gesto de ordenar el fango. De
recolectar frutas maduras. Así pasé mucho tiempo hasta 
desenterrar -aún caliente- el fémur de un caballo. Sus
cuatro patas seguían galopando. Supe entonces que la
velocidad podía ser opaca.

Las estrellas arrojaron sobre mí su semen negro para que
me aliviara y aunque seguí respirando

                               ya mi deseo de nacer se había serenado.


VI

Yo era el cuerpo. Era ese animal. Yo era el cuerpo del animal
que asesinó a su macho. Que asesinó su peligro. Quise darme 
por completo a la ternura. Lo que huyó de mí me hizo un 
arrojado entre la sombra. Soñé la muerte. Soñé mi semejanza:
la mujer, el andrógino y bisonte que me viene cuando mis
testículos revientan solos con la luz de la mañana.

Después permanecí telúrico
permanecí despierto
pude al fin oír la floración de los cerezos/ con los átomos
del cuerpo.

martes, 5 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: RAÚL ZURITA

La primera vez que me topé casualmente con unos poemas de Raúl Zurita me estalló la cabeza.  Hablaban sobre el desierto de Atacama y tenían una fuerza y un desparpajo tremendos. ¿Quién es este genial puto loco? me dije. Más tarde, leí Zurita. Era verano y yo estaba en la era de mi pueblo, sentada en una hamaca, con el inmenso cielo azul sobre mi cabeza, un cielo que todavía me parecía inocente, incapaz de ninguna atrocidad. Recuerdo que tuve que dejar el libro un par de veces sobre la hierba y levantarme para coger aire porque me ahogaba. Me ahogaba de horror y de maravilla, una mezcla difícil de conciliar, una especie de peyote litúrgico demasiado intenso para ser asimilado por una solo corazón. De pronto, el cielo de Chile, ese campo del que brotaban cuerpos, se cernió sobre mí, me alcanzó con toda su brutalidad inhumana y genocida. Comprendí lo que realmente implica que un libro te transforme y casi lo maldije agradecida.

Zurita es sin duda el mejor y más atroz poeta sobre la faz de la Tierra.


7

Asombrosas cosechas llovieron del cielo. Increíbles
frutos maduros sobre los campos labrados del mar.
Viviana escucha caer siluetas mudas, minutos que
no terminaron, cruces que llueven como nubes sobre
las olas del Pacífico. Oye torsos, raras neblinas
viniéndose sobre las olas, extrañas nubes de carnes
blandas que se posan sobre el cielo despejado del mar.

Llueven carnadas con ángeles sin boca, con partituras
que no pudieron oírse, con sombras sin sonido que se
besan. Llueven, se derrumban asombrosas cosechas
de asombrosos árboles quemándose sobre las olas.

Campos labrados, tierras santas llueven desde el cielo
con espaldas rotas, con pedazos de cuellos que ya no
estaban, con inesperadas nubes para siempre de
primavera. Fueron arrojados. Llueven. Asombrosas
cosechas de hombres caen para alimento de los peces.
Viviana oye llover tierras santas, oye a su hijo caer
como una nube sobre la cruz despejada del Pacífico.

lunes, 4 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: UXUE JUÁREZ

Si, de repente, un zorro adquiriese el don de la escritura, es muy probable que sus poemas fueran exactamente como los de Uxue Juárez. Hablarían de la nieve y de sus huellas, de la madriguera, del mordisco y la carne pútrida, de la frágil y hermosa precariedad de su existencia. Serían textos de pelaje rojizo y brillante, y cuando nos acercásemos a acariciarlos, vislumbraríamos, entre esa suavidad ronroneante, destellos de garras y colmillos.
Este zorro audaz, curioso, inocente y salvaje también se detendría en el bosque para observar sus escritos; les acercaría la oreja, los palparía con la lengua, los voltearía con las patas en un intento de comprender desde donde respiran, qué piececitas los articulan y los mantienen con vida, unidos por invisibles hebras a la suya.


I

Vengo del moho y de las aguas fecales.
El hedor de mi cuerpo invade la casa
y la viste con el traje negro de los domingos.

Hundo mis manos en ruinas, de nuevo.
Arrastro esta herida terca y cruel
como una cucaracha que muerde mi boca
cuando apenas consigo estar viva.

A veces sueño que una ola se posa en mi frente.

Desde el rincón donde escribo
alargo la mano y siembro un manzano
/sé que en algún nido
aguarda un refugio./


II

Invadido el mar sin madeja su silencio me calma.


III

Como una acompañante lúgubre,
la lluvia repiquetea toda la noche contra el tejado
y reblandece la piedra, la erosiona.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco... catorce... contamos los segundos que
separan el primer rayo del trueno.
La tormenta gira sobre su propio eje y yo giro sobre la tormenta.
No hay roca con la que enfoscar el vacío.

domingo, 3 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: LUÍS MIGUEL RABANAL

Luís Miguel Rabanal es un hombre atravesado por un río caudaloso, de aguas a veces turbulentas y a veces reposadas y cristalinas. El tiempo que nos envuelve al acercarnos a sus poemas no es el tiempo convencional, sino un tiempo kairótico que nos permite intuir, desde un instante multi sensorial y cuajado de símbolos, una vida rica y compleja.
Así, el título de su libro, Que llueva siempre, refleja muy bien la virtud de sus textos que, al igual que la lluvia, parecen infinitos mientras los lees. Imagino a Rabanal como a aquel fraile llamado San Virila que, sin darse cuenta, pasó una breve eternidad escuchando el canto de los pájaros en la sierra de Leyre.



D E LOS EXTRAÑOS

I

No es difícil advertir en el hombre recostado
un río profundo que surca su memoria y lo traslada
al tiempo sin fatigas que alguna vez sufrió en su carne,
como un estrépito.
Es el atardecer quien padece su fiereza y es la huida
que culmina en un escondite del paisaje
de su edad devastada.
Reconoce a quien tras las moreras vaticina su mal,
se dan las buenas tardes y sonríe por la incrédula
mano mugrienta del niño que hoy no puede ser
amigo suyo.
Hay vencejos dementes que gritan de contento a su lado
y se diría que es tarde y que la vida se nos simboliza
tortuosa, pero también magnánima.
Importa conocer su celebración de lo diverso
y no tanto su manía de hacerse ensordecer por los globos
añiles del poniente, y no tanto su desenvoltura
de individuo que ha sido abordado por el daño
escrupuloso, el de haber vivido muy secretamente
la soledad con el tedio aromatizado
en las noches de hierbabuena y escarcha.
No basta con nombrar su pasado de muchacho
que duerme en el duro borde del alcohol
sin apenas quererlo.
Que nos diga quién fue, como si el lamentarlo
nos transportase a otro mundo cruel y no por ello
más definitivo.


II

Se parece a los inviernos, con su voz de trapo ronca
y la paciencia indescriptible del anciano.
Al dormirse le cierran la ventana para que no sueñe
con el frío y se ovilla lo mismo que el cobarde cuando dan
la hora, la del principio de todo.
La más maravillosa y la más triste.

sábado, 2 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: IZASKUN GRACIA

Izaskun Gracia, lo he dicho en otras ocasiones, no es una autora apta para quien busque una poesía complaciente y facilona. Su obra no es "comida rápida" que uno engulla de una sentada para saciar un vano apetito pasajero. Es más, sus poemas están hechos de pura hambre. Hambre con mayúsculas. Hambre que alimenta y a la vez expone nuestras partes más vulnerables y oscuras. Hambre que nutre nuestro desasosiego.
Cuando termines un libro de Izaskun Gracia, mídete con la cinta y verás que has crecido varios centímetros, lo mismo que esa boca en mitad de tu pecho.

I

queda mi paso en suspenso
en el aire
sin oportunidad de acariciar el pavimento acotado sobre el
             que caminas
mi realidad es otra y como tal espero el momento en que la
             lluvia dé pie al movimiento
o en que este sol carbonice todo lo que sobre mí se cierne


II

a pesar de lo andado intento encontrar el sentido de la
           lejanía
entender su relámpago y embestir la tormenta a través de los
           ríos que parten de mí
que soy acuática y silente
inerme de palabras con las que sacudir tu mundo y mis
           esferas

III

en ocasiones sólo cabe esperar el pasar de las horas
su conversión en segundos y la consecuente llegada a otro
           instante
a otro presente que irremediablemente cambie lo que
          creemos que somos

viernes, 1 de mayo de 2020

LECTURAS PARA LA CUARENTENA: MIYÓ VESTRINI

Hoy, 1 de mayo, traigo a otra de mis más queridas poetas; Miyó Vestrini. Leerla es más que adentrarse en una herida, es presenciar, sentir el momento en el que la vida le asesta cien puñaladas  profundas. Una vida estrecha, oscura y retrógrada en la que esta mujer enorme no cabía de ningún modo.
Feliz día a los que tenéis un trabajo y todo mi cariño a todas las que se marchitaron y se marchitan en casa por no hallarlo o ni siquiera tener la opción de poder salir a buscar uno.

HORARIO

¿Qué hiciste hoy?
         Leí el periódico y no reconocí a ningún amigo.
         Derretí la escarcha de la nevera para que la cerveza
         enfriara mejor.
         Me di un baño de espuma.
         Sequé mi cabello.
No parece que hayas hecho tantas cosas.
         Hago muchas cosas y nadie se da cuenta.
         Puedo verme en el fondo de las ollas
         y en el piso de la cocina.
Pero no saliste. Lo habías prometido.
         Estuve en la parada.
         Levanté la mano y nadie se detuvo.
Tampoco leíste el libro que te compré.
         No tuve tiempo.
Nunca tienes tiempo.
         Tú tampoco. Y no te molesto preguntando
         ¿qué hiciste hoy?
Imagino cómo pasan las horas en esta casa.
         Pasan,
         te lo aseguro,
         pasan.