Blog de Regina Salcedo Irurzun

martes, 23 de enero de 2024

"Poquita fe", de Robin Myers (traducido al navarro)

 Robin Myers nunca me defrauda. Poquita fe es un libro repleto de magníficos poemas. Eso sí, he agradecido que sea una edición bilingüe, ya que, como está traducido a un español argentino (que me encanta, por cierto), había muchas palabras y expresiones que no entendía, y la versión en inglés me ha ayudado a completar esas lagunas. Al final, sin quererlo, he terminado haciendo mi propia traducción al castellano (navarro, supongo 😄 ), y luego la relectura me ha resultado más fluida e inmersiva. En el canal, he subido un poema como muestra. Espero que os guste.

Caza y recolección




lunes, 18 de diciembre de 2023

"Bondo", de Menna Elfyn

 Aquí os dejo el enlace a unos tremendos poemas del libro de Menna Elfyn titulado Bondo, de la sección dedicada a la tragedia que marcó a todo el pueblo de "Aberfan".
En 1966, una lengua de barro procedente de la escombrera de una mina de carbón inundó parte de esta pequeña localidad galesa. Ciento dieciséis alumnos de primaria, cinco profesores y veintiocho habitantes perdieron sus vidas en este desastre causado por el hombre. Toda una generación fue tragada por la tierra en unos pocos minutos.



sábado, 14 de octubre de 2023

La poeta me dice

 Este vídeo-poema titulado La poeta me dice inaugura una pequeña serie que trata sobre las relaciones familiares. En realidad, es una primera prueba sin concluir. No sé a dónde me llevará todo esto, quizá a ninguna parte, pero lo interesante es explorar, disfrutar y aprender por el camino.





martes, 15 de agosto de 2023

VÍDEOS SOBRE "LA POESÍA DÉBIL"

Por fin he terminado uno de los trabajitos que me traía entre manos: realizar una serie de vídeos para el "Manifiesto sobre la Poesía Débil", que os presenté aquí mismo hace unas semanas. Podéis encontrarlos en mi canal de YouTube. Son vídeos muy breves, acompañados unas veces por mis poemas y otras, por los de otros autores que creo que muy bien podrían sumarse a esta corriente poética. Espero que os animéis a verlos y que los disfrutéis.





miércoles, 9 de agosto de 2023

SUCESOS LUMINOSOS



 Pamplona 09/08/2023


Desde hace un tiempo vengo apuntando todos esos hechos sorprendentes, inexplicables que, a veces, nos ocurren y nos dejan vuelta al aire, sin palabras. Hoy os comento el último.
Durante más de un año he tenido de fondo de pantalla esta fotografía de un jardín hobbit:
  

Me la puse a modo de recordatorio, para calmar la ansiedad, pues me parecía una buena y tranquilizadora metáfora de mi vida literaria. Ahora ya la he quitado porque la he interiorizado, forma parte de mí. Esta ocurrencia surgió durante una de mis numerosas y cíclicas crisis vitales, cuando, una vez más, me preguntaba si merecía la pena seguir escribiendo dado que, después de tantos años, no había llegado a nada. Tengo apuntado esto en el cuaderno donde recogía notas tras mis charlas con el psicólogo:

17 de abril de 2022

«El otro día se me ocurrió una idea que creo que puede traerme cierta paz en el tema de mi frustración artística. Se trata de imaginar mis “logros”, el espacio que ocupo en el mundo literario, como un pequeño y sencillo jardín (tipo hobbit, por ejemplo). Es un espacio muy pequeño y humilde, casi no lo llamaría ni jardín, pero es hermoso y, lo que es más importante, en él me siento a gusto, me siento en “casa”. […] Estoy feliz en mi bello agujero hobbit y debería dejarme de lamentos y tontadas, y dedicarme a mantenerlo y cuidarlo. […]¿Acaso me sentiría mejor paseándome por un sofisticado y abarrotado jardín al estilo de los de Versalles? Me repele sólo pensarlo […]
Si me siento en mi jardín hobbit y miro alrededor, no veo ninguna hierba invasora o dañina; todas las plantas y flores que hay en él, por dispares o salvajes que sean, me complacen […]

En cuanto a las visitas, recibo muy pocas porque es un espacio íntimo y reducido, apenas caben tres o cuatro personas; los de casa, vaya. No pienso poner más sillas o banquetas […]

Debería sentirme afortunada de tener este trocito de tierra en el mundo, de poder sentarme en él a gozar escribiendo en total libertad, y olvidarme del resto».

    Bien, pues hoy, meses después de haber meditado sobre este asunto, mientras buscaba un par de poemas de Mario Levrero, me he tropezado con el siguiente texto (éste es el último de una serie puntos en los que recopila una suerte de poética personal):

XII

«Las grandes obras, las obras maestras suelen ser muy complejas, mundos enteros (Kafka, Faulkner, Joyce, Proust), y tienen que ver con cierta capacidad cerebral, pero sobre todo con cierto compromiso con la realidad. Para ser más preciso, los límites de mi literatura están impuestos por mi egoísmo, mi narcisismo, mi limitada experiencia del mundo, mi casi solipsismo o casi autismo. Yo veo muy claramente dónde están mis límites, pero no puedo estirarlos manejando palabras o técnicas o estilos, sino ampliando mi compromiso con la realidad —cosa que no estoy dispuesto a hacer, y menos de viejo—. Repito: esto no afecta al estilo, ni es culpa del estilo. Dije en algún reportaje algo así como que “hay constructores de catedrales y hay jardineros. Yo soy más bien jardinero de plantitas en el balcón”».


    Me parece mentira que, después de tanto tiempo, continúe mi singular diálogo telepático con el señor Mario. Creía que, tras terminar la escritura de mi poemario Mujer varada (donde se entrelazan citas de La novela luminosa), éste ya había concluido. Pero no, cada vez que me cruzo con él de forma mágica (¿de qué otra forma podría uno contactar con Levrero?), se producen estos sucesos «luminosos», como él diría. De hecho, yo había llamado a estas asombrosas casualidades «sincronicidades» (recuperando el término de Jung), pero me parece más apropiado darles ese otro nombre, ya que superan y trascienden la barrera del tiempo. El muy intuitivo maestro también escribió sobre ello con su habitual ingenio e ironía, y precisamente lo descubro, boquiabierta, en otro de esos puntos de su manifiesto:

X

«La telepatía es instantánea, a tal punto que no se sabe qué forma de energía puede utilizar, porque desafía las ecuaciones de Einstein (tendría que viajar más rápido que la luz). Pero una cosa es el momento en que se recibe, y otra el momento en que aflora a la consciencia. La mayor parte de las veces no aflora, a menos de que se trate de un hecho grave, dramático o particularmente interesante para el sujeto, pero a menudo aflora durante el sueño, porque baja la censura de la consciencia y del superyó. También puede aflorar con facilidad en vigilias cuando estás distraído o, por el contrario, tan concentrado en algo que estás en un estado equivalente al de trance.

A veces el atraso puede ser muy grande, y el contenido, la información recogida telepáticamente, aflorar espontáneamente en un momento de necesidad, cuando la necesitás. Se dice que el café y el ácido cítrico favorecen los fenómenos telepáticos, y la aspirina los bloquea. Una forma de conseguir una combinación fuerte es exprimir un limón adentro de una taza de café, pero es un asco. Por otra parte, se recomienda no fomentar esos fenómenos porque a la larga debilitan el yo y por lo tanto la voluntad y la consciencia. Yo desde hace algunos años me volví alérgico a la aspirina, de modo que no puedo hacer nada por bloquear los fenómenos y me los tengo que bancar. Tampoco puedo prevenir el infarto».

    Como no hay dos sin tres, también se da el caso de que estas semanas he estado elaborando un manifiesto que he titulado *Efímero manifiesto sobre la «Poesía débil» (Una corriente literaria más corriente que nunca y que otra cosa). En él reivindico, entre otras cosas, la importancia de la ironía y de la vivencia del misterio, de lo inasible. En el último punto, también digo:

«El lector de poesía débil no se acerca a la poesía como si ésta fuera una adivinanza con una única respuesta que deba descifrar. No anhela llegar al final del poema para poder gritar exultante: ¡La gallina!
La poesía no es un examen que debas aprobar. Si un poemario no te dice nada (ya puede ser del más ilustre de los ilustres), basta con que lo dejes y busques otro autor […]
La lectora débil no lee con las ideas de fracaso y/o vergüenza agazapadas en su mente. Acepta que no hay por qué entenderlo todo, es más, incluso disfruta con ese poso de misterio desafiante, de ininteligibilidad que se le queda entre los dientes y que invita a la relectura infinita. La poesía es algo más que un mensaje inequívoco que se agota en sí mismo: es un tono, una atmósfera, una sensación, una pregunta, una senda de animales que se aventura en el bosque, una huella en el fondo, a punto de borrarse.
El lector de poesía débil no lee para demostrar lo culto e inteligente que es, ni para aprender algo y hacerse más listo, ni para nada en concreto. La lectora débil simplemente permite que el poema irrumpa libremente, y luego ya verá qué demonios hace o no hace con todo eso.
Si, como Manuel Vilas, piensas que en la poesía no hay lugar para lo incomprensible y que el único poeta contemporáneo que se salva es Gil de Biedma, mejor ve a leer un manual de instrucciones sobre cómo montar una escoba. Eso da mucha paz y, a nosotras, cómo no, nos parece estupendo».

    Bien, os dejo a continuación los poemas de Levrero que andaba buscando hoy en Internet (pues quería guardarlos tras haberlos leído en una revista y haberme quedado de nuevo alucinada por esa conexión inexplicable que mantengo con él):



NATURALEZA MUERTA


Acorralaron al rengo.


Relucían


sobre paisajes otoñales

de parques y praderas

los fuegos de artificio

como artilugios refulgentes


y soñaban

en su cueva el topo

en su relincho el caballo

en su sueño el pez


Era el día de la primavera.


Todos


Empujaban algo tesoneramente


cuesta arriba

cuesta abajo

y un rincón bajo el portal

a la izquierda del templo

más allá de las dunas

más acá de los rábanos


y entre los limoneros,

sin piedad ni maldad ni caridad,

por esa pobre torpeza de los simples,

con esa simple torpeza de los pobres,

con esa torpe pobreza de los simples,


acorralaron al rengo

acorralaron al rengo

acorralaron al rengo


No intentó la más mínima defensa

no arguyó la más mínima disculpa

no le tembló

ni un músculo del alma

no dijo nada

quedó callado

como un horizonte

mirando la laguna

donde los patos


danzaban y brincaban


como un coro de ángeles

desnudos desplumados

y la gaita

sonaba su lamento lejano

lamento de otras tierras

lamento de ciervo moribundo


de niñez torcida

de laberintos afilados por el tiempo

(Ah, las gaitas; aún hoy

Resuenan en mis oídos

con la insistencia de los nomeolvides

y de ciertos lagartos portuarios).

No dijo nada, el rengo.


Dejó caer la noche


y entre los fuegos de artificio

declinantes por puro aburrimiento

se alejó rengueando


como siempre el rengo


se alejó cojeando


hasta casi contento


de que lo hubieran acorralado entre los limoneros:

eran treinta pelucas


nada menos


las que llevaba en el bolsillo.


Y hasta me quedo corto.



ANÁLISIS DEL POEMA DEL RENGO



el rengo simboliza la libido

los limoneros el vientre materno

las gaitas escocesas son la clara expresión

de la organización anal de la libido

las pelucas,

simple símbolos fálicos

el camello

viene a simbolizar los hospitales

y el tesonero afán de las tortugas,

la no expresada angustia del tomillo.

Cuando el autor escribe “lunes”

quiere decir “socorro”

y cuando habla del tiempo

hace alusión a la lucha de clases.

Cuando coloca un punto final

quiere decir que terminó el poema.



    En fin, después de todo esto, no tengo nada más que añadir… Únicamente, que el misterioso diálogo continúa y es algo que me aporta una felicidad tan luminosa como indescriptible.








*Nota: Podéis leer el resto de mi manifiesto en este mismo blog:
https://zombiedelasletras.blogspot.com/2023/07/la-poesia-debil-por-regina-salcedo.html



sábado, 22 de julio de 2023

Malú Urriola, la poeta que todos merecemos



Descansa en paz, Malú Urriola, tremenda poeta chilena que ha muerto demasiado pronto. 

Suerte que nunca será tarde para conocerte.

Espero que su obra se publique en breve en España, en las condiciones que una escritora de su talla merece, que todos merecemos para poder disfrutar (con el hondo desgarro que implica) plenamente de ella.

Hija de perra

Afuera daba vueltas un farol rojo y el letrero se caía a pedazos como de boite de mala muerte, como si fuésemos a estrellarnos contra la muerte, el hombre sacó una pequeña llave. Ladraban los perros, y el hombre nos condujo hasta un cuartucho que no volveríamos a ver, encendimos la tv y unos porros, luego me fumé un cigarro detrás de otro, uno detrás de otro y te contemplé hablar y hablamos del cuartucho, de la cojera del hombre, nuestra propia cojera, de la noche que corría con una prisa extraña, las nubes pasaban rápidas, azulosas, violáceas, como golpes de la vida, como si nos fuésemos a golpear contra la vida, el hombre trajo dos cafés que se enfriaron sobre el velador, en un rincón del cuarto quedaban los restos de una fiesta que otros dejaron, qué ganas de tomarme un trago, te dije, tú te acercaste lentamente, al contrario de las nubes, al contrario de la noche que corría aprisa, al contrario de los perros que no dejaban de ladrar, de vez en cuando se callaban, y se callaban hasta que las luces de un automóvil se estrellaba contra los vidrios y encendía el cuartucho que dejaba ver tu cuerpo y luego venían las sombras que te cubrían, lejos de casa, tan lejos de casa y en la radio con las pilas medio muertas la Janis cantaba bye, bye, baby.


                                                                                        Editorial Cuarto propio, 1998. / Editorial Surada 2001.