Surge, desde un mar estancado, desde la calma tensa del silencio, en las
horas elásticas que anegan los sofás y dejan descubiertos los cuchillos,
surge el demonio antiguo que mora en la memoria de la carne.
Inyecta su veneno a los timones,
estrangula los faros,
embriaga de letargo a los vigías,
y su intensa fragancia repone, ineludible,
la secuencia perpetua del día en que morimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario